La Técnica Alexander en la Formación del Músico

CURSO DE INICIACIÓN A LA
TÉCNICA ALEXANDER
Profesor:
Pepe Castillo
18 y 19 de marzo de 2017
(Para cualquier duda o consulta, contactar con
los profesores Antonio Cortés o Eva Navarro)
Organiza:
Departamento de Cuerda del
RCPM “Manuel de Falla” de Cádiz

 

LA TÉCNICA ALEXANDER EN LA FORMACIÓN DEL MÚSICO

La Técnica Alexander supone una manera de mejorar nuestra habilidad para controlar nuestros movimientos y nuestro propio equilibrio, y así pues, una ayuda para prevenir ó aliviar desórdenes en los procesos que éstos influencian.

Teniendo en cuenta estas consideraciones creemos que resulta fácil entender por qué la Técnica Alexander es útil para el músico y necesaria en su formación.

Entre quienes acuden a tomar clases de Técnica Alexander podríamos distinguir, en términos generales, tres grandes grupos, en función de las razones que les llevan a ello.

En primer lugar tenemos a las personas que buscan alivio y remedio a sus dolores de espalda, cuello, jaquecas, depresiones y muchos otros males. Hay un segundo grupo integrado por la gente que, simplemente, busca crecimiento personal, que responde a la necesidad del individuo de desarrollar su propia conciencia. Y hay un tercer grupo, numerosísimo, que se compone de quienes necesitan adquirir una cierta habilidad para desarrollar su trabajo; entre ellos destacan los relacionados con las artes que necesitan de un intérprete: los bailarines, los actores y los músicos. Porque es ahí, a la hora de adquirir una habilidad práctica, donde la Técnica Alexander encuentra su más apropiado campo de aplicación. Es una técnica para aprender a aprender.

Cualquier tipo de actuación requiere un elevadísimo nivel de energía y coordinación. Los intérpretes necesitan un control muy satisfactorio del uso de sí mismo y una refinadísima capacidad de percepción y atención para alcanzar esos niveles. Cuanto más difícil y delicada sea la actividad que se practica, más fácil es que los malos hábitos se exageren y se interpongan en el camino. Y ahí tenemos al actor que se queda sin aliento ó al violinista  con el hombro completamente rígido.

A ningún intérprete le cabe la menor duda acerca de la necesidad de entender, cuidar y afinar el instrumento que toca, pero no todos reparan en el hecho de que es igualmente importante y necesario entender, cuidar y afinarse a sí mismo para que la interpretación sea satisfactoria.

Con las clases de Técnica Alexander el músico puede descubrir cómo sus habituales y arraigados procesos de pensamiento influencian y determinan su uso corporal, y cómo esto puede interferir en la adquisición de una buena habilidad  técnica así como en la deseada expresividad de su música.

Es cuestión de expandir la atención de manera que alcance, además de a lo que hace con sus manos ó sus pies, sus órganos vocales y los sonidos que produce, a lo que hace con el resto de su cuerpo.

A medida que se va ganando un control más satisfactorio de lo que se hace con todo el organismo como conjunto, la atención se vuelve más organizada y las acciones mejor coordinadas. Aumenta la sensibilidad. Y todo esto conduce a responder más apropiadamente a la percepción de estímulos, y por tanto a mejorar la habilidad para aprender e interpretar.

Ayuda a economizar energía y evitar tensiones innecesarias que acaban haciendo daño.

Y nos da, en definitiva, la confianza y la seguridad que se necesitan para lidiar con las situaciones estresantes del oficio, con los nervios de antes y durante las actuaciones, ó resolver problemas típicos de exceso de preocupación como el “prepararse” (léase tensarse) y “anticiparse” (léase colocarse, muscularmente hablando, en el estado propio para la frase siguiente, perturbando así la interpretación del momento presente).